"Que
Jerusalén sea de verdad la ciudad de la paz, que responda a su valor como
tesoro para toda la Humanidad”
"No nos cansemos de perseguir la paz
con determinación y coherencia". Este fue el grito de consenso entre
dos hombres de paz, que la buscan desde sus legítimas diferencias y que parecen
dispuestos a conseguirla. Simon Peres y Francisco dieron este
mediodía una lección de convivencia, respeto y esperanza para la consecución de
una paz duradera entre Israel y Palestina.
Simon Peres ofreció al Papa un mosaico
con un olivo, símbolo de la paz, mientras que Francisco regaló al presidente de
Israel un medallón en recuerdo del encuentro entre Pablo VI y Atenágoras.

